The Cure iluminó Santiago con un impecable show

Más de 42 mil personas repletaron el Estadio Monumental para el regreso de la icónica banda tras 10 años de espera.

Los problemas técnicos antes del show, la sobreventa de entradas en el sector de Magallanes (peligroso por lo demás), y algunas fallas de sonido para el público de cancha general, no opacaron la pulcra actuación de The Cure, una de las bandas más aclamadas del Rock Post Punk de la historia.

Y cuando se acercaban las 21:10, Robert Smith apareció con su clásica vestimenta negra, pero con una particularidad: su polera llevaba estampada una bandera chilena, dando muestras de su familiaridad con el pueblo chileno, quien sacó sus celulares para grabar “Alone” primera canción de su repertorio de 28 canciones, muy parecido a lo ocurrido en Perú, Uruguay y Argentina.

Y si el repertorio era ya conocido por toda la fanaticada, no hubo respiro para responder con algarabía “Pictures of You”, “High” y “Lovesong”, canciones conocidas por la cultura general musical.

El show, que duró un poco pasadas las 2 horas y 30 minutos, no dio descanso. Al terminar una, Robert Smith daba el vamos para la siguiente, y así continuaron con “And Nothing is Forever”, “Burn, “Fascination Street” y  “Kyoto Song”.

“In Between Days” y “Just Like Heaven” fueron parte de la primera tanda de la noche, con un Robert Smith, (conocido por su poca interacción con el público), enérgico, con pasos de baile, que daban muestra de que el líder de The Cure estaba a tono con la vibra que se sentía en el reducto de Macul, al igual que Jason Cooper en batería, el bajista Simon Gallup y el tecladista Mike Lord, quien reemplazo a Roger O’Donnell en esta gira latinoamericana llamada “Shows of a Lost World”.

Luego de dos bis, y con un cierre no apto para fanáticos, The Cure lanzó toda la artillería, con “Lullaby”, “The Walk”, “Friday I’m in Love”, “Close to me”, “Why Can’t I be You” y “Boys Don’t Cry”, dejando claro que el paso del tiempo no es sinónimo de olvido para las grandes canciones.

The Cure fue el cierre perfecto para un arribo único de artistas del genero del rock, el que partió con Primavera Fauna (Blur y Pulp), The Hives, Beck, Pet Shop Boys, y la banda liderada por Robert Smith.